EL RECUERDO DE UNA ARGENTINA EN ESPAÑA

 Aquí va el obituario que con aguda sensibilidad nos envía desde Soria Pilar de la Viña en relación a M. Carmen Rodríguez Rendo.

Nos honra que hayan quedado en este blog dos de sus poemas exquisitamente elegidos por la autora.


M.Carmen

La muerte siempre interrumpe, rompe el paso que se está dando y los proyectos, los deseos a realizar. El jueves 26 de octubre murió M. Carmen Rodríguez Rendo, psicoanalista, poeta y amiga, después de una larga enfermedad que sobrellevó con entereza. Hasta el último día estuvo activa, trabajando, proyectando, creando…

Tenía previsto para los primeros días de noviembre un viaje a Buenos Aires para presentar su libro en el Centro Soriano Numancia. Tenía previsto, para los últimos días de octubre un encuentro en su casa con Pilar Berzosa. La muerte lo dejó en suspenso.

Era llamativo en M. Carmen la fuerza en un cuerpo que parecía frágil y el valor que emergía de una actitud acogedora y de una sonrisa franca. No necesitó más para recorrer el mundo y llevar adelante la vida que su deseo le dictaba. No habría necesitado más, pero tenía mucho más, una inteligencia afilada, una sensibilidad poco común y, sobre todo, un infinito afán de saber y de entender el funcionamiento del psiquismo humano. Ella misma lo decía, su pasión era conocer y entender lo que nos mueve a actuar en una u otra dirección o nos paraliza.

Y dentro de esa pasión o al lado de ella, emergió y creció la poesía, poesía sin más intención que dejarse expresar, belleza de frases guardadas en una libreta. Poesía con duende, que bebía del flamenco, de Lorca y de Machado, sin olvidar sus orígenes argentinos, su infancia y juventud en Buenos Aires. Poesía vitalista aunque presintiera próxima la muerte.

Siempre se consideró una psicoanalista que, además, escribía poesía. Su primer libro es un tratado técnico, Legado Psicótico y Soledad y los tres siguientes, poemarios: Senderos de Pena Blanca, Déjate Vencer y Poemas del Silencio, publicados por Soria Edita.

Era demasiado inteligente para ser cerebral. Se dejaba llevar por el amor a los suyos y por el deseo que se aloja más fácilmente en los sentimientos que en las grandes ideas. Por eso nos ha dejado tanto, nos ha dejado un recuerdo optimista y esperanzador.

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