EFEMÉRIDES HISTORIOGRÁFICA / El jueves 11 de julio de 1929, en el Casino Numancia, la jovencísima escritora riojano-burgalesa se presentó
ante la ciudad con una brillante conferencia y el anuncio de un mensaje desalutación dirigido a Soria por el Centro Numancia de Buenos Aires. Hoy,noventa años después, y en desagravio por el olvidado centenario de laautora, no estará de más recordar aquel evento tan singular
MARIA TERESA LEON, EMBAJADORA DE LOS SORIANOS EN AMERICAJuan A. Gómez-Barrera
De María Teresa León, de la que tanto queda por leer, se ha dicho todo, o casi todo, enlos últimos años. A su vigorosa “Memoria de la Melancolía” (publicada en 1970 enBuenos Aires y reeditada, después, en varias ocasiones en nuestro país) cabe añadirlos más de 117 títulos de bibliografía sobre ella que anotó “Memoria de uncompromiso”, el catálogo con el que el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y elInstituto Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Burgos quisieron acompañar laexposición que con el mismo título se celebró en 2003, en Madrid y Burgos, paraconmemorar el centenario de su nacimiento. Entre aquellos estudios destacan los deJuan Carlos Estébanez Gil, en especial la edición (1995) y actualización (2003) de sutesis doctoral: “María Teresa León. Escritura, compromiso y memoria”. Pero, además,desde 2017, se cuenta con una notable biografía –“Palabras contra el olvido. Vida yobra de María Teresa León (1903-1988)”–, escrita por José Luis Ferris y galardonadacon el premio “Antonio Domínguez Ortiz”.
Sin embargo, como tenemos por costumbre en estos artículos, queda algo pordesvelar; algo que, seguramente, no será importante para el análisis de su obra ni parasu exacta biografía –a la que se podría añadir el olvidado incendio que sufrió la casa deGonzalo de Sebastián y María Teresa León en la noche del 14 de septiembre de 1925contado con detalle por Diario de Burgos– pero sí para la cultura soriana. Del asuntoya dimos cuenta en 2006 en “El Ateneo de Soria”, pero no se hizo en la extensióndeseada, y el biógrafo referido, ignorando lo entonces aportado, no le dedicó más queuna escueta nota a pie de página repitiendo la síntesis que Estébanez Gil entresacó deun breve del diario burgalés. El acto lo anunció días antes de su efecto Noticiero deSoria y lo confirmaron en sus horas previas el mismo diario y El Porvenir Castellano, ytal fue la precipitación de ambos que presentaron a María Teresa como “ilustreliterata argentina”; pero avanzaron de forma correcta la hora (7 y ½ de la tarde), ellugar del evento (Casino Numancia), el responsable del acto (Eduardo Peña,presidente de la sociedad) y el anfitrión de la conferenciante (el Excmo. Sr. marquésde Vista Alegre, gobernador civil de Soria). Más aún, Noticiero publicó una imagenautografiada de María Teresa León un año antes de que la convirtiera en icono de laescritora la revista madrileña La Esfera al ilustrar un artículo elogioso de AlejandroBher.
Al día siguiente de la conferencia, el viernes 12 de julio, se despertó La Voz deSoria con un personalísimo artículo de E. de Obregón, que se prolongó hasta el martes23 en su cuarta entrega. Un día más tarde, el 13, El Defensor Escolar, añadió un nuevodato: que el viernes anterior, a las cinco de la tarde, había ocupado la tribuna delNumancia el Dr. D. Agustín Van Baumberghen, venido de Madrid con la escritora,quien habló sobre la “Influencia de la mujer en la educación social”. Y ese mismo día,La Libertad informó a todo el país de los actos sorianos. El eco llegó a Burgos al lunessiguiente, mientras en Soria Noticiero, con la pluma de Luis Bascuñana de Castro, y ElPorvenir, con la de José María Sanz, dispusieron sus prometidas crónicas. Verdad esque pocos hechos hubo en la historia de Soria que tuvieran más cobertura informativaque el protagonizado por aquella joven y distinguida intelectual pese a que, porentonces, no contaba en sus alforjas con más bagaje que el libro “Cuentos parasoñar”, la publicación de 67 artículos de prensa (los incluidos en Diario de Burgos,muchos bajo el pseudónimo de Isabel Inghirami, y los que insertó en 1928 en la revistaBurgos del Centro Burgalés de Buenos Aires mientras fue su directora) y un puñado debuenas conferencias impartidas en los ateneos de Valladolid, Burgos, Buenos Aires yMadrid.
Algún soriano de los que aquel 11 de julio de 1929 tuvo el privilegio de ocuparsilla en el abarrotado salón del Casino tal vez recordara la definición que de laescritora propagó meses atrás el diario gráfico La Voz: “una muchacha cuya bellezarima exactamente con su talento”. Otros, los menos, sabrían de sus cuentos infantilesy su atrevimiento periodístico. Y los más, ni la conocían ni habían visto su rostro hastaque contemplaron el retrato que esa mañana Noticiero incluyó en sus páginas. Poreso, tras visitar Numancia y San Juan de Duero, y asentar en su cátedra a tan dignadama, Julio Pérez-Rioja, director de Noticiero de Soria, recibió el encargo de presentara la conferenciante a todos; y Gerardo Diego, de visita en la ciudad, reiteró la mismaañadiendo un componente más poético y galante: “Aquí la tenéis, pletórica dejuventud y de belleza. La admiro desde que la oí cantar y contar. Canta, porque es unanotabilísima recitadora; y cuenta, porque el primer libro que publicó fue de cuentospara niños”. Y no añadió mucho más, “porque no es menester alabar lo que ello solose alaba”. Y habló luego, claro, María Teresa León. Y agradeció los halagos; y dijo deinmediato que estaba en Soria para cumplir una deuda contraída con el CentroNumancia de Buenos Aires. Y afirmó, “Soria: traigo hoy mis labios llenos de mensajes yde fervores, para que en tu sereno vivir nunca olvides que tus hijos de América no teolvidan”. Y aún exclamó gritando: “¡Tierra de Soria, tus hijos de América, más hijosporque te perdieron, trabajan y no te olvidan en sus orgullos y en sus glorias, en suspenas y en sus desgracias!”. Y tras ello, todo lo demás –discurso armonioso y brillante,donde no faltaron citas a la heroica historia castellana y versos, los versos de Machadoy Diego– ya no tuvo valor alguno, pues quien más quien menos se quedó con elrecuerdo de los sorianos que estaban en América, con sus aspiraciones de volver a latierra en que nacieron y con el deseo de que las sufridas madres pudieran abrazar denuevo a sus hijos.
La emoción del acto todavía continúo al día siguiente en que María Teresa,junto con su madre, su amiga María Luisa Araus, el doctor Van-Baumberghen y todo elamplio séquito de autoridades sorianas, visitó la ermita de San Saturio, el MuseoNumantino –que les explicó José Tudela en ausencia de Blas Taracena–, el claustro dela Colegiata, los pórticos de Santo Tomé y San Nicolás y, caída la tarde, los cálidospaisajes del Valle y de Pinares. Pasado el tiempo, y leídos estos recortes de prensa,cuesta creer que “Pinariega”, segundo de los seis relatos que conformaron “La belladel mal amor” (Burgos, 1930), no arrancara de aquel viaje con que finalizó suembajada.
[Cuanto aquí queda escrito conformó el texto que publicamos en Heraldo-Diario de Soria el lunes 12 de agosto de 2019 y que hoy, cuatro años después de suaparición y noventa y cuatro de los fastos recordados, nos parece el más adecuadopara corresponder a la gentil invitación que se nos hace de participar en vuestro blog“Aula Soriana”. Lo hacemos con deleite y entusiasmo, aunque, quizá, no tanto como elque la propia María Teresa mostró al regresar a vuestros salones y devolveros lossaludos recogidos en aquella vertiginosa visita. Precisamente, en la última feria dellibro celebrada en Soria el pasado mes de agosto, Elena Diego, la mayor de los seishijos de Germaine Marin y Gerardo Diego, presentó su libro Gerardo Diego desdedentro. Apostillas (Sial Pigmalión, Madrid, 2022), en el que incluía una fotografíainédita de aquella visita que el 12 de julio de 1929 hiciera al Museo Numantinoacompañando a María Teresa León. De inmediato rogamos a Elena copia de la misma,con vistas a incorporarla a este artículo; y ella no tardó nada en satisfacernos, ademása lo grande, pues nos hizo llegar por correo electrónico no aquella foto sino otra máscompleta. Si en la reproducida en su libro aparecían, en el interior del pórtico delMuseo Numantino, su padre, María Teresa León, la madre de ésta, su amiga MaríaLuisa Araus y los marqueses de Vista Alegre; en la que nos remitía, sacadadirectamente de su álbum familiar e inédita hasta este momento, quedabanretratados por el fotógrafo José Casado, en la escalera de acceso al propio museo, losmismos más Agustín Van Baumberghen y José Tudela. No les privaremos de la bellezafotogénica de María Teresa, pero la imagen que nos cede Elena Diego será tanrelevante como aquella].
PIES DE FOTOS1) María Teresa León en fotografía que publicó Noticiero de Soria y que un añodespués, con la firma de Calvache, convirtió en icono mundial La Esfera.2) María Teresa León, el 12 de julio de 1929, en el Museo Numantino, acompañada porGerardo Diego y José Tudela a la derecha, el marqués de Vista Alegre y el Dr. VanBaumberghen en el centro y, a la izquierda, su madre, la marquesa y su amiga MaríaLuisa Araus. [Fotografía de José Casado, col. Fundación Gerardo Diego]

MARIA TERESA LEON, EMBAJADORA DE LOS SORIANOS EN AMERICAJuan A. Gómez-Barrera
De María Teresa León, de la que tanto queda por leer, se ha dicho todo, o casi todo, enlos últimos años. A su vigorosa “Memoria de la Melancolía” (publicada en 1970 enBuenos Aires y reeditada, después, en varias ocasiones en nuestro país) cabe añadirlos más de 117 títulos de bibliografía sobre ella que anotó “Memoria de uncompromiso”, el catálogo con el que el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y elInstituto Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Burgos quisieron acompañar laexposición que con el mismo título se celebró en 2003, en Madrid y Burgos, paraconmemorar el centenario de su nacimiento. Entre aquellos estudios destacan los deJuan Carlos Estébanez Gil, en especial la edición (1995) y actualización (2003) de sutesis doctoral: “María Teresa León. Escritura, compromiso y memoria”. Pero, además,desde 2017, se cuenta con una notable biografía –“Palabras contra el olvido. Vida yobra de María Teresa León (1903-1988)”–, escrita por José Luis Ferris y galardonadacon el premio “Antonio Domínguez Ortiz”.
Sin embargo, como tenemos por costumbre en estos artículos, queda algo pordesvelar; algo que, seguramente, no será importante para el análisis de su obra ni parasu exacta biografía –a la que se podría añadir el olvidado incendio que sufrió la casa deGonzalo de Sebastián y María Teresa León en la noche del 14 de septiembre de 1925contado con detalle por Diario de Burgos– pero sí para la cultura soriana. Del asuntoya dimos cuenta en 2006 en “El Ateneo de Soria”, pero no se hizo en la extensióndeseada, y el biógrafo referido, ignorando lo entonces aportado, no le dedicó más queuna escueta nota a pie de página repitiendo la síntesis que Estébanez Gil entresacó deun breve del diario burgalés. El acto lo anunció días antes de su efecto Noticiero deSoria y lo confirmaron en sus horas previas el mismo diario y El Porvenir Castellano, ytal fue la precipitación de ambos que presentaron a María Teresa como “ilustreliterata argentina”; pero avanzaron de forma correcta la hora (7 y ½ de la tarde), ellugar del evento (Casino Numancia), el responsable del acto (Eduardo Peña,presidente de la sociedad) y el anfitrión de la conferenciante (el Excmo. Sr. marquésde Vista Alegre, gobernador civil de Soria). Más aún, Noticiero publicó una imagenautografiada de María Teresa León un año antes de que la convirtiera en icono de laescritora la revista madrileña La Esfera al ilustrar un artículo elogioso de AlejandroBher.
Al día siguiente de la conferencia, el viernes 12 de julio, se despertó La Voz deSoria con un personalísimo artículo de E. de Obregón, que se prolongó hasta el martes23 en su cuarta entrega. Un día más tarde, el 13, El Defensor Escolar, añadió un nuevodato: que el viernes anterior, a las cinco de la tarde, había ocupado la tribuna delNumancia el Dr. D. Agustín Van Baumberghen, venido de Madrid con la escritora,quien habló sobre la “Influencia de la mujer en la educación social”. Y ese mismo día,La Libertad informó a todo el país de los actos sorianos. El eco llegó a Burgos al lunessiguiente, mientras en Soria Noticiero, con la pluma de Luis Bascuñana de Castro, y ElPorvenir, con la de José María Sanz, dispusieron sus prometidas crónicas. Verdad esque pocos hechos hubo en la historia de Soria que tuvieran más cobertura informativaque el protagonizado por aquella joven y distinguida intelectual pese a que, porentonces, no contaba en sus alforjas con más bagaje que el libro “Cuentos parasoñar”, la publicación de 67 artículos de prensa (los incluidos en Diario de Burgos,muchos bajo el pseudónimo de Isabel Inghirami, y los que insertó en 1928 en la revistaBurgos del Centro Burgalés de Buenos Aires mientras fue su directora) y un puñado debuenas conferencias impartidas en los ateneos de Valladolid, Burgos, Buenos Aires yMadrid.
Algún soriano de los que aquel 11 de julio de 1929 tuvo el privilegio de ocuparsilla en el abarrotado salón del Casino tal vez recordara la definición que de laescritora propagó meses atrás el diario gráfico La Voz: “una muchacha cuya bellezarima exactamente con su talento”. Otros, los menos, sabrían de sus cuentos infantilesy su atrevimiento periodístico. Y los más, ni la conocían ni habían visto su rostro hastaque contemplaron el retrato que esa mañana Noticiero incluyó en sus páginas. Poreso, tras visitar Numancia y San Juan de Duero, y asentar en su cátedra a tan dignadama, Julio Pérez-Rioja, director de Noticiero de Soria, recibió el encargo de presentara la conferenciante a todos; y Gerardo Diego, de visita en la ciudad, reiteró la mismaañadiendo un componente más poético y galante: “Aquí la tenéis, pletórica dejuventud y de belleza. La admiro desde que la oí cantar y contar. Canta, porque es unanotabilísima recitadora; y cuenta, porque el primer libro que publicó fue de cuentospara niños”. Y no añadió mucho más, “porque no es menester alabar lo que ello solose alaba”. Y habló luego, claro, María Teresa León. Y agradeció los halagos; y dijo deinmediato que estaba en Soria para cumplir una deuda contraída con el CentroNumancia de Buenos Aires. Y afirmó, “Soria: traigo hoy mis labios llenos de mensajes yde fervores, para que en tu sereno vivir nunca olvides que tus hijos de América no teolvidan”. Y aún exclamó gritando: “¡Tierra de Soria, tus hijos de América, más hijosporque te perdieron, trabajan y no te olvidan en sus orgullos y en sus glorias, en suspenas y en sus desgracias!”. Y tras ello, todo lo demás –discurso armonioso y brillante,donde no faltaron citas a la heroica historia castellana y versos, los versos de Machadoy Diego– ya no tuvo valor alguno, pues quien más quien menos se quedó con elrecuerdo de los sorianos que estaban en América, con sus aspiraciones de volver a latierra en que nacieron y con el deseo de que las sufridas madres pudieran abrazar denuevo a sus hijos.
La emoción del acto todavía continúo al día siguiente en que María Teresa,junto con su madre, su amiga María Luisa Araus, el doctor Van-Baumberghen y todo elamplio séquito de autoridades sorianas, visitó la ermita de San Saturio, el MuseoNumantino –que les explicó José Tudela en ausencia de Blas Taracena–, el claustro dela Colegiata, los pórticos de Santo Tomé y San Nicolás y, caída la tarde, los cálidospaisajes del Valle y de Pinares. Pasado el tiempo, y leídos estos recortes de prensa,cuesta creer que “Pinariega”, segundo de los seis relatos que conformaron “La belladel mal amor” (Burgos, 1930), no arrancara de aquel viaje con que finalizó suembajada.
[Cuanto aquí queda escrito conformó el texto que publicamos en Heraldo-Diario de Soria el lunes 12 de agosto de 2019 y que hoy, cuatro años después de suaparición y noventa y cuatro de los fastos recordados, nos parece el más adecuadopara corresponder a la gentil invitación que se nos hace de participar en vuestro blog“Aula Soriana”. Lo hacemos con deleite y entusiasmo, aunque, quizá, no tanto como elque la propia María Teresa mostró al regresar a vuestros salones y devolveros lossaludos recogidos en aquella vertiginosa visita. Precisamente, en la última feria dellibro celebrada en Soria el pasado mes de agosto, Elena Diego, la mayor de los seishijos de Germaine Marin y Gerardo Diego, presentó su libro Gerardo Diego desdedentro. Apostillas (Sial Pigmalión, Madrid, 2022), en el que incluía una fotografíainédita de aquella visita que el 12 de julio de 1929 hiciera al Museo Numantinoacompañando a María Teresa León. De inmediato rogamos a Elena copia de la misma,con vistas a incorporarla a este artículo; y ella no tardó nada en satisfacernos, ademása lo grande, pues nos hizo llegar por correo electrónico no aquella foto sino otra máscompleta. Si en la reproducida en su libro aparecían, en el interior del pórtico delMuseo Numantino, su padre, María Teresa León, la madre de ésta, su amiga MaríaLuisa Araus y los marqueses de Vista Alegre; en la que nos remitía, sacadadirectamente de su álbum familiar e inédita hasta este momento, quedabanretratados por el fotógrafo José Casado, en la escalera de acceso al propio museo, losmismos más Agustín Van Baumberghen y José Tudela. No les privaremos de la bellezafotogénica de María Teresa, pero la imagen que nos cede Elena Diego será tanrelevante como aquella].

PIES DE FOTOS1) María Teresa León en fotografía que publicó Noticiero de Soria y que un añodespués, con la firma de Calvache, convirtió en icono mundial La Esfera.2) María Teresa León, el 12 de julio de 1929, en el Museo Numantino, acompañada porGerardo Diego y José Tudela a la derecha, el marqués de Vista Alegre y el Dr. VanBaumberghen en el centro y, a la izquierda, su madre, la marquesa y su amiga MaríaLuisa Araus. [Fotografía de José Casado, col. Fundación Gerardo Diego]
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